Jesús vivo y Resucitado sigue presente, sobre todo, física e históricamente, en su Iglesia. Ella es su cuerpo, como dice san Pablo o la nueva y verdadera vid, como dice el mismo Jesús en el Evangelio de hoy. Como sabemos, esta denominación de viña o de vid es una de las metáforas usadas en la Escritura para referirse al pueblo de Dios. El mismo Jesús la usa "in extremis" en una de que tuvo que ser sus últimas parábolas (cfr. Mt 21,33-43) para hacer una llamada casi desesperada a la conversión y a abrir los ojos de los dirigentes del pueblo de Israel ante lo que iba a suceder, motivando, seguramente, la firma decisión de estos responsables políticos y religiosos para perseguirle y echarle de la viña, definitivamente. Quizá, pensaron, como escribió alguien, que podrían "librarse" para siempre de su Dios para ser "verdaderamente" libres, como muchos están convencidos hoy en día de haber logrado tras no se sabe ya cuantas revoluciones (y las que quedan). En cualquier caso, aquella Palabra, expresada por la propia boca de los dirigentes del pueblo, se cumplió: "Acabará con...